sábado, 12 de noviembre de 2011

Historias de la EGB

El día que me llevaron al colegio por primera vez, todos los niños lloraban menos yo, pues previamente había obligado a mi madre a jurar que no me abandonaría en aquel lugar. Ella rompió su juramento y me dejó allí, sólo e indefenso. Nunca olvidaré aquella traición.

Las puertas correderas eran negras y gigantes, las ventanas estaban casi pegadas al techo, el profesor era un cíclope cornudo de un solo ojo y nosotros, pequeños e indefensos, éramos su comida.

En la cocina del colegio había un descorazonador. Diariamente sacaban el corazón de algunos alumnos y se los daban para almorzar al resto. Desde entonces no puedo soportar en mi boca el ácido sabor de un corazón chorreante de sangre.

Yo llegué el último a la clase y ningún niño me aceptaba en su grupo. Pronto empezaron las bromas pesadas y las amenazas, hasta que llegó otro niño más rezagado que yo. Esa era mi oportunidad, así que lo reté a singular combate donde armado con un lápiz con la tabla de multiplicar, lo atravesaría por la barriga y lo empalaría en mitad de la clase con las tripas colgándole. Así lo hice. Fue de esta manera como me gané el respeto de mis amiguitos.

En el gimnasio había una cuerda de esas que usan los bomberos para entrenar. Un niño empezó a subir tan arriba que lo perdimos de vista. El profesor subió en su búsqueda pero a los tres días descendió sin haberlo encontrado, así que la dirección del colegio declaró el caso como un expediente X.

Cuando pusieron un pequeño cine en el colegio, nos pasaron una película de indios y vaqueros en blanco en negro. Cuando los siux acorralaban al 7º de caballería en un estrecho desfiladero, una flecha se escapó de la pantalla y atravesó el pecho de un niño. Fue una víctima colateral de aquella terrible batalla.

Las profesoras se quedaban embarazadas unas detrás de otras, las titulares y las sustitutas. Daba igual si eran jóvenes o mayores, feas o guapas, si estaban casadas o solteras, todas quedaban en cinta. El colegio, siempre falto de fondos, montó un pequeño altar en la clase por el pasaban mujeres casaderas previo pago de una módica cantidad.

Teníamos tanta hambre a la hora del recreo que nos comíamos los bocadillos de los niños buenos. Eso era al principio, porque después empezamos a comérnoslos a ellos. Todos los días uno, pero eran tan buenos que se dejaban comer sin quejarse.

Tenía un jeep bugy bugy color naranja que era una chulada. Un día se me cayó en un orificio que tenía el lavabo de los servicios. Muchos años después, cuando ya estaba en el instituto, andaba jugando al baloncesto en las pistas del colegio y entré a beber, entonces me acordé de mi cochecillo. Allí estaba todavía, oxidado, triste, inalcanzable. Mirándome con sus ojillos me suplicó; ¡Rafa, sácame de aquí!

El día que los dos niños más guapos de la clase faltaron, al salir al recreo, Rosalía, la niña más guapa de la clase, me pasó su mano sobre mis hombros y me dijo: ¿Qué te apetece que hagamos hoy?

Después de aquella sesión de espiritismo empezó el asunto de la mano negra. Tuvieron que llamar al psicólogo y alguien delató a todos los que participamos en aquella aciaga tarde . Al medium lo quemaron después de terribles torturas. Dicen que cuando expiró en la hoguera del patio, un pájaro negro salió de las llamas emitiendo terribles graznidos.

Papa Pitufo era un profesor estupendo. Por las tardes, andando por las filas de la clase, nos leía las Leyendas de Bécquer. Un día, Minerva no pudo aguantar más y le dijo que todas aquellas historias eran mentira, pero él siguió leyendo como si no la hubiese oído.

La situación en el patio se hizo insostenible. Las dos clases nos zurrábamos sin parar día tras día, así que el profesor de gimnasia decidió poner coto al asunto estableciendo reglas, organizando grupos, cronometrando los tiempos y esas cosas. Él creyó que estaba inventando un nuevo deporte pero nosotros hacíamos lo de siempre pero con árbitro.

Luque ganó un concurso de sevillanas y se llevó el trofeo a clase. Ese día no jugamos al fútbol pues nos pegamos todo el recreo corriendo por el patio y gritando ¡Campeones! ¡Campeones! Como si hubiéramos ganado la copa del mundo. Éramos entonces muy impacientes.

En la cancela, Benito el panadero vendía el pan a los niños. Millones de manos reclamaban su pan. ¡Benito una regañá! ¡Benito un bollo y dos blanditos! ¡Benito tu puta madre! El buen hombre casi no daba abasto, siempre alerta, no podía perder pié. Tenía que mantenerse firme; Caer en aquellos momentos podía suponer la muerte por aplastamiento.

Había unos niños que estudiaban a parte por que eran superdotados. El director decía que eran delincuentes potenciales y tenían el futuro asegurado, así que tenían un programa diferente a los demás. En las clases prácticas fumaban en los servicios, robaban microscopios y les pegaban a los demás niños. Eran unos privilegiados.

La profesora sustituta era joven y estaba muy buena. Cuando nos llevaron a la piscina ella se bañó con nosotros. Fue entonces cuando la marabunta se tiró sobre ella para ahogarla y cogerle las tetas. Yo, bajo el agua, trataba de sacarla a la superficie pero ella negaba con la cabeza mientras sonreía con los ojos entornados.

Había que leer una poesía de Lorca en clase, creo que la muerte de Antoñito el Camborio. El alumno Heredia, por eso de la sangre, le pidió al profesor que le dejara leer a él... fue un desastre; leyó tan mal que el gitano del poema se tiró al río y se ahogó antes de que le asestaran las puñalás.

Malagón, aumentativo de Málaga, se atrevió a contradecir el resultado de una ecuación a Don R. que rojo de ira lo mandó quemar en la hoguera. Cuando lo conducían a la pila con las manos atadas a la espalda, Malagón se atrevió a gritar; ¡y sin embargo el resultado era positivo, no negativo! ¿En que punto de la suma de cuadrados perdimos la razón?

Yo no sabía nada de nada, no sé ni cómo aprobaba. Un día en ciencias naturales empezamos a estudiar las rocas y después de clase nos fuimos a la vía del tren a buscar piedras. Encontramos basaltos, ofitas, granitos y muchas más. En el camino de vuelta nos salieron unos bandoleros para robarnos, todos corrieron menos yo, así que me dispuse a defender mi tesoro de los ladrones. Yo quería ser geólogo.

Cuando uno llegaba al colegio con zapatos nuevos todos los niños le daban el estreno pisándolo. Lo mismo pasaba cuando te pelabas que te hinchaban a collejas. Si nuestras madres hubieran sabido del sufrimiento que padecíamos nos hubieran dejado ir al colegio con zapatos viejos y los pelos largos.

Para recaudar fondos para el viaje de fin de curso, los de octavo nos pusimos a vender cuñas y palmeras en el recreo. Cierto es que todos nos comíamos alguna cuando nadie nos veía, pero nada comparado con el negocio que tenía el grupito de los tecnócratas; Inflaban los precios, mentían en los beneficios y luego se repartían las ganancias. Si por aquel entonces no hubieran quemado a Malagón los hubiéramos descubierto, pero la mayoría éramos muy malos en mates. No había quién pudiera con la mafia de las cuñas y las palmeras.

Fue uno de mis mejores amigos, que me lo reconoció días después. La profesora de historia, osease, la gorda, me come la poya... ¡coño dilo bajito, pero no lo escribas so cabrón! Le dije yo. Fue una actitud muy cobarde la suya porque se lió una buena. Llamaron al director y al no salir el culpable mandaron fusilar a tres inocentes, tres niños que tenían toda una vida por delante. Tres de ustedes por cada uno de nosotros, repetía una y otra vez el director.

Un día el Concorde pasó por encima de nuestro colegio, y con el ultrasonido se rompieron los cristales de las ventanas y las probetas del laboratorio. Una profesora se volvió loca y se suicidó tirándose por las escaleras, mientras que los doberman del portero se escaparon atacando y devorando a un niño que estaba castigado en el pasillo. El director mandó una carta de protesta al consulado de Francia. ¡Anda que no era nadie el tío!

¿Te acuerdas que antes los profesores podían fumar en clase? Suena raro ¿verdad? Pero bueno era así, lo mismo que darte de bofetadas o humillarte delante de toda la clase. Don P. tenía los dientes amarillos del tabaco y daba ostias como panes, pero yo prefería una buena bofetada a que me chillara en la cara pues su fétido aliento era capaz de matar a un niño.

Los niños malos del colegio eran tan malos que un día, visitando el Museo Arqueológico, le quitaron un diente al esqueleto de una tumba de neardental. La dirección del museo prohibió las visitas de grupos de nuestro colegio. Lo del diente salió hasta en El Correo de Andalucía.

Después de los del diente del museo, el programa de excursiones del colegio se limitó a la Tabacalera y la fábrica de la Cruzcampo, pero allí también pasó algo, robos de cigarros, borracheras, cosas de esas. ¡Joder! Es que nos lo ponían a huevo.

Macarena era muy guapa pero muy fresca y algo machorra. Jugaba al fútbol con nosotros, olía a sudor y tenía las piernas llenas de cardenales. Un día se quitó la camiseta, todos le vimos las tetas y fue entonces cuando se puso colorada. Yo creo que hasta ese día no supo que era una niña.

Los Torres eran malos, pero malos de verdad. El pequeño de ellos estaba en clase con nosotros y era amigo nuestro, pero un día recibió órdenes de sus hermanos de exterminarnos a todos y se dedicó a ello con entusiasmo durante semanas enteras. Conmigo hizo una excepción y me dijo que me perdonaba la vida pero que le tenía que ensañar el panteón de dioses hindúes y griegos. Algunas veces pienso que fui un cobarde en aceptar aquel bochornoso trato.

Los dos contendientes se citan en el patio para pelear; bajo la acacia se miran a los ojos y empiezan a darse empellones;
¡Que!
¡Que de que!
¡Que de que de que!
¡Que de que de que de que!
¡Que de que de que de que de que!
Hoy, treinta años después de aquello siguen allí dándose empellones bajo la acacia, con familia y todo, pero allí siguen.

Los niños formábamos en fila india para entrar en clase, luego los profesores nos hacían una señal y todos le seguíamos disciplinadamente.
A un profesor se le ocurrió hacer el estornudo gigante haciendo que cada fila dijera a la vez el nombre de un país: Austria, Alemania, Hungría, Francia. Así lo hicimos, y entonces obró el milagro: Sonaron en acompasado estruendo ¡las primeras estrofas del Nabuco de Verdi! Los niños no nos dimos cuenta entonces de lo que habíamos conseguido, pero alguno de los profesores manifestó que jamás oyó nada tan bello.

En el viaje de fin de curso todos los compañeros nos confabulamos a que no podíamos volver a casa sin follar; ¡a follar! ¡a follar! Oé, Oé, Oé, maricón, el que no folle eran algunas de nuestras consignas... casi ninguno teníamos la más remota idea de que iba el asunto, así que quién no fuera capaz de desembarazarse de semejante presión no podría disfrutar de aquel maravilloso viaje.

Un día nos dijeron que ya habíamos terminado la EGB y que teníamos que abandonar el colegio. Nos habían contado tantas cosas terribles de la calle que tratamos de convencerles de que nos permitieran quedarnos un año más, pero fue inútil. Cerraron las puertas y mandaron soltar los dobermanes del portero. Antes de salir corriendo y saltar la valla como todos, pude ver como en la semioscuridad del recibidor se arrancaban su envoltura humana y dejaban a la luz un cuerpo lleno de escamas y espolones. Dios de mi vida ¡eran lagartos!

Nota: Dedicado a mis compañeros de la EGB en el Joaquín Benjumea Burín y del Lope de Rueda, colegios del Parque Alcosa. Sevilla. En realidad, aquellos profesores no eran lagartos ni mucho menos, eran hombres y mujeres con todos sus virtudes y defectos que se dejaban la piel en la ardua tarea de enseñarnos.

(Rafael Vargas Villalón. Setenil de las Bodegas. 11 de Noviembre de 2011)

jueves, 30 de junio de 2011

La tragedia griega

Griego indigado
Estas fotos de Reuters publicadas en el Diario El Mundo lo dicen todo; Grecia es un lugar muy parecido al que viajamos...caput al estado del bienestar, recortes en educación, sanidad y prestaciones sociales, sin que en ningún momento estos gobiernos ineficaces se hayan planteado perfeccionar los mecanismos de gestión, como ocurre en otros países más avanzados y con altísimos niveles de bienestar social.
Grecia puede ser un espejo en el que se debería mirar España; La cosa se está poniendo muy fea por estos lares, y como siempre parece ser que la culpa la tenemos los mismos pringados. Y lo peor de todo es que la clase política y los banqueros son los que nos tienen que sacar del atoyadero en el que nos encontramos...¡estamos apañados!
Fijensé: El No pasarán en español, y otros carteles en griego
Para saber más:
Grecia afronta una segunda votación en medio del caos. El Mundo

martes, 28 de junio de 2011

Carta de una profesora a los políticos


Esta carta de una profesora a los políticos es una buena muestra del hartazgo que hay en la sociedad ante la tontería y mediocridad que nos quieren imponer, en concreto con lo del tema del llamado uso sexista del lenguaje. Se me viene a la cabeza la mamarrachada del nuevo Estatuto de Andalucía, con el reiterativo "los andaluces y las andaluzas..." que hacen entre otras cosas que el texto sea realmente infumable, o lo de "miembros y miembras" de la Bibi, ...y si no existe en el diccionario, se llama a la Academia para que lo ponga"... Impresentables.

CONTRA LA TONTUNA LINGÜÍSTICA , UN POCO DE GRAMÁTICA BIEN EXPLICADA

Yo no soy víctima de la LOGSE. Tengo 50 años y he tenido la suerte de estudiar bajo unos planes educativos buenos, que primaban el esfuerzo y la formación de los alumnos por encima de las estadísticas de aprobados y de la propaganda política. En párvulos (así se llamaba entonces lo que hoy es "educación infantil", mire usted) empecé a estudiar con una cartilla que todavía recuerdo perfectamente: la A de "araña", la E de "elefante", la I de "iglesia" la O de "ojo" y la U de "uña". Luego,cuando eras un poco más mayor, llegaba "El Parvulito", un librito con poco más de 100 páginas y un montón de lecturas, no como ahora, que pagas por tres tomos llenos de dibujos que apenas traen texto. Eso sí,en el Parvulito, no había que colorear ninguna página, que para eso teníamos cuadernos.
En Primaria estudiábamos Lengua Española, Matemáticas (las llamábamos "tracas" o "matracas") Ciencias Naturales, Ciencias Sociales, Plástica (dibujo y trabajos manuales), Religión y Educación Física. En 6º de Primaria, si en un examen tenías una falta de ortografía del tipo de en vez de v" o cinco faltas de acentos, te suspendían.
En Bachiller, estudié Historia de España, Latín, Literatura y Filosofía.Leí El Quijote y el Lazarillo de Tormes; leí las "Coplas a la Muerte de su Padre" de Jorge Manrique, a Garcilaso, a Góngora, a Lope de Vega o a Espronceda... Pero, sobre todo, aprendí a hablar y a escribir con corrección.
Aprendí a amar nuestra lengua, nuestra historia y nuestra cultura.
Y.. vamos con la Gramática.
En castellano existen los participios activos como derivado de los tiempos verbales. El participio activo del verbo atacar es "atacante"; el de salir es "saliente"; el de cantar es "cantante" y el de existir,"existente". ¿Cuál es el del verbo ser? Es "ente", que significa "el que tiene entidad", en definitiva "el que es". Por ello, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se añade a este la terminación " Así, al que preside, se le llama "presidente" y nunca "presidenta",
independientemente del género (masculino o femenino) del que realiza acción.
De manera análoga, se dice "capilla ardiente", no "ardienta"; se dice "estudiante", no "estudianta"; se dice "independiente" y no "independienta"; "paciente", no “pacienta"; "dirigente", no dirigenta";"residente", no "residenta”.
Y ahora, la pregunta: nuestros políticos y muchos periodistas(hombres y mujeres, que los hombres que ejercen el periodismo no son "periodistos"), ¿hacen mal uso de la lengua por motivos ideológicos o por ignorancia de la Gramática de la Lengua Española ? Creo que por las dos razones. Es más, creo que la ignorancia les lleva a aplicar patrones ideológicos y la misma aplicación automática de esos patrones
ideológicos los hace más ignorantes (a ellos y a sus seguidores).
No me gustan las cadenas de correos electrónicos (suelo eliminarlas)pero, por una vez, os propongo que paséis el mensaje a vuestros amigos y conocidos, en la esperanza de que llegue finalmente a esos ignorantes semovientes (no "ignorantas semovientas", aunque ocupen carteras ministeriales).
Lamento haber aguado la fiesta a un grupo de hombres que se habían asociado en defensa del género y que habían firmado un manifiesto.
Algunos de los firmantes eran: el dentisto, el poeto, el sindicalisto,el pediatro, el pianisto, el golfisto, el arreglisto, el funambulisto,el proyectisto, el turisto, el contratisto, el paisajisto, el taxisto, el artisto, el periodisto, el taxidermisto, el telefonisto, el masajisto, el gasisto, el trompetisto, el violinisto, el maquinisto, el electricisto, el oculisto, el policío del esquino y, sobre todo,¡el machisto!

viernes, 17 de junio de 2011

Blando como una roca

No son los Lakers, pero fuímos ¡campeones de Sevilla en el 90!
A continuación pasamos un extracto que aparece en el diario As, sobre las cinco páginas que la revista estaudinense Slam dedica a Pau Gasol, uno de los mejores deportistas españoles de todos los tiempos:

El titular con el que encabeza Slam, la revista estadounidense de baloncesto más prestigiosa, el reportaje de cinco páginas que dedica a Pau Gasol en su número de julio es contundente: "Soft as a rock (Blando como una roca)". Tras la eliminación de los Lakers en segunda ronda, las críticas hacia el español han sido duras, pero el artículo las desmonta sistemáticamente: "Pau es educado e inteligente. Toca el piano, le interesa el arte y prefiere pasar la noche en la ópera o en un cine independiente que en una discoteca o jugando a la consola. Es uno de los pocos jugadores que, además de leerlos, disfruta de los libros que regala Phil Jackson. Todo eso se nota en su juego. Y no es un insulto. Gasol coincide: 'Juego como soy y no querría ser ni jugar de otra manera".
Slam recuerda luego que fue la llegada de Pau lo que catapultó a los Lakers a tres finales y dos anillos seguidos: "El maestro del triángulo ofensivo de los Lakers ha sido Gasol. Su versatilidad es lo que hizo ese ataque tan imprevisible. Cuando tiene el balón en el poste, ni siquiera él sabe qué va a suceder después. Maneja tantas opciones. Él lo hace todo. Sin embargo le recuerdan constantemente que las etiquetas no se quitan tan rápido como se ponen. Pese a coger más rebotes, poner más tapones y jugar 200 minutos más que cualquier otro laker, su tenacidad aún se cuestiona. Sin embargo, Gasol está en el Top-20 en rebotes ofensivos y tiros libres, dos estadísticas que no se regalan, se ganan en la pintura, donde están los supuestos tipos duros".El reportaje recuerda que jugadores de la NBA como Amare Stoudemire, Kendrick Perkins y su compañero Kobe Bryant, han puesto en duda la dureza de Gasol. El propio Pau da su opinión sobre el asunto a la revista: "No sé por qué se sigue diciendo. Nos pasa a casi todos los europeos. Da igual que juguemos 20 o 200 partidos a tope, en cuanto en uno no estés bien te van a etiquetar. Pero no puedes dejar que eso te afecte. Yo trabajo duro, pero no pretendo ser alguien que no soy, eso es innegociable. He tenido mucho éxito y algunos de esos jugadores que abren la boca desearían mi carrera".
Slam remata: "Es hora de reevaluar nuestra cuadriculada idea de lo que es ser blando. Gasol no es inamovible como Bynum, no desdeña sus lesiones como Kobe, no se besa los bíceps como Artest. Lo que hace es jugar en el poste tan eficiente y admirablemente como nadie en la Liga. Lo que hace es llevar el Showtime de nuevo a Los Ángeles. Si él es blando siendo tan dominante, ¿qué son los demás?
"Parte de la crítica es xenófoba" Desde su nacimiento, Slam ha estado muy vinculada a la cultura afroamericana, por eso es significativo cuando saca el tema racial: "¿Qué pasaría si Pau fuera negro? Simplificando, parte de la crítica es pura xenofobia, un claro desdén hacia cualquier jugador formado fuera de nuestras fronteras. Estos irritantes juicios son escalofriantemente parecidos a los que recibieron los jugadores afroamericanos por su innovador estilo durante los primeros años de la Liga. Kareem Abdul-Jabbar coincide: "Sufre la carga de ser europeo, pero es increíble. No hay nada de blando en Pau".

Fuente:
Diario As. Sección Baloncesto. Blando como una roca. 17 de Junio de 2011
Foto: Club Baloncesto Alcosa, campeón de distritos de Sevilla en 1990. Un año mágico. De izquierda a derecha: Monzú, Jose Luís, Pandereta, Madrid, Rafa, Rubén,Toni, Carlos, Teo, Rafa VV, Navarro, Pineda, Luque. Nuestros entranadores Jóse y Don Manuel Pulido Medina ¡Un abrazo compañeros!

miércoles, 20 de abril de 2011

Sobre informes hospitalarios

Os paso un correo sobre informes hospitalarios. Imaginad que esta gente ha echado una media de 7 u 8 años para sacarse la carrera. ¡Muy pofesionales!

¡Salud! ante todo, y más viendo como se las gasta el gremio.


* El paciente no tiene historial de suicidios.(ya será de “intentos” ¿no?)


* No había experimentado rigores sino espasmos, pero su marido afirma que ayer estaba muy caliente en la cama.(??)

* El paciente rechazó la autopsia.(¡faltaría más!)

* El paciente afirma que siente un fuerte dolor en el pene que se extiende hasta los pies.(¡Ojito con éste!)

* Resbaló en el hielo y sus piernas fueron en direcciones opuestas a primeros de diciembre.(Estamos en Febrero y ¡no han vuelto!)

* Para cuando se le ingresó, su corazón había dejado de latir y se encontraba mucho mejor.(¡Dónde va a parar!)


* Al segundo día, la rodilla estaba mucho mejor y al tercero había desaparecido completamente.
(¡¡Cómo lo vería la rodilla!!)

* El paciente se ha dejado los glóbulos blancos en otro hospital.(un lapsus lo tiene cualquiera...)

* La paciente experimenta dolor en el pecho si se tumba de lado izquierdo durante un año.(eso no es nada, otro año sobre el otro pecho y se le pasa...)


* El paciente está deprimido desde que comenzó a visitarme, en 1983.
(fue más rápida la rodilla que él.)

* El historial médico del paciente ha sido insignificante, con un aumento de peso de un kilo durante los últimos tres días.(¿Era un elefante?)

* La paciente no para de llorar. También parece que está deprimida.(pero vamos, que sólo lo parece...)

* La paciente dejó el hospital sintiéndose mucho mejor, salvo por sus dolencias originales.(Eso es un hospital "güeno" ¡Cómo te tratan!)

* Sujeto varón de sesenta y nueve años, decrépito pero de aspecto sano. Estado mental activo, pero olvidadizo.(Éste es el de los glóbulos)

* La paciente expiró en el suelo tranquilamente.(ante todo no ponerse nervioso...)

* La piel estaba húmeda y seca.(¡Olé!)

* El bebé salió, se cortó el cordón umbilical y se le entregó al pediatra, que respiró y lloró de inmediato.(El niño ¡un portento! y el pediatra ¡un huevazos!, llorar por algo tan normal...))

* El examen rectal reveló una tiroides de tamaño normal.(menos mal, si llega a ser una tiroides "XXL"...)

* La paciente “tubo”
gofres para desayunar y anorexia para comer.(¡Olé! y ¡Olé!)


* Afirmó que había sufrido estreñimiento durante casi toda su vida, hasta 1989, cuando se divorció.
(y ¿cuál fue la mayor alegría?)

* El paciente presenta dolores de cabeza ocasionales, constantes, infrecuentes.(¿En qué quedamos?, ¡a ver!.)

* El paciente gozaba de buena salud, hasta que su avioneta se quedó sin combustible y se estrelló.(Este médico era presentador de telediarios)

* El examen de los genitales resultó negativo, excepto por el pie derecho.(¡Madre de Dios!, ¡Madre de Dios!, ¡Madre de Dios!)

* El paciente vive con su madre, su padre y una tortuga como mascota, que acude a clases de formación profesional tres veces por semana.(P'á que luego digan de los animalitos...)

viernes, 25 de febrero de 2011

Recetas populares de Málaga (y Andalucía)

En un mercado andaluz (Granada)
De esta huerta saldrán los productos de nuestra cocina
Lo reconozco: Me gusta comer, soy un comilón, y aunque hay quien dice por ahí que no le hago ascos a ninguna comida, como buen andaluz creo que no hay nada como la cocina de mi tierra, y es por eso que me estremezco con la simple mención de una ensalada de gambas blancas de Huelva con aguacates de Nerja, con la pinturera presencia de una pipirrana, que mi mente divaga con el crujir de unos boquerones victorianos en un perol con aceite de oliva o con los aromas a candela de pino y olivo de un espeto de sardinas. Se me hace la boca agua con un ajoblanco y soy de los que piensan que lo mejor para los almuerzos de verano es un buen gazpacho fresco. Melva con pimientos rojos, atún de la almadraba, los quesos, chacinas y jamones de nuestras dehesas, espárragos trigueros, aceites de oliva virgen, el oro de la sierra, y por supuesto los vinos: Manzanillas de Sanlúcar, finos y olorosos de Jerez y Montilla, mostos del Condado y los nuevos tintos, y si para tomarlos sólo tenemos un jarrillo de lata, pues mejor, que ya está bien de tanta parafernalia y tanta tontería.
Pese a que muchos critican la poca elaboración de nuestros platos, hay que tener en cuenta que la climatología y la naturaleza mandan, y que muchas veces en lo simple está la perfección, por eso la cocina andaluza es tan rica y variada.
Quisiera compartir con ustedes este muestrario de las recetas populares de Málaga publicado por El Patronato de Turismo de la Costa del Sol , que si bien no representan a toda Andalucía, nos ofrecen un amplio repertorio de lo mejor de nuestra gastronomía. ¡Ea! ¡Salud! y a los fogones.
Las cañas preparadas para las habas y los tomates
Recetario de cocina Malagueña:

viernes, 18 de febrero de 2011

Fuera de lugar

Un leopardo sobre las arenas del desierto
Tiene esta foto la grandiosidad de los paisajes salvajes, la luminosidad de la naturaleza africana, y la extraña sensación de que algo no está en su sitio, como una transmutación. Pensamos que un leopardo tiene que estar dormitando en lo alto de una acacia, pero no; Como saltándose el guión, este maravilloso animal deambula por las desérticas dunas como un alma en pena, fuera de lugar, ajeno a lo que nosotros creemos lógico.
Quizás la circunstancias le hayan obligado a salir de su hábitat, puede que esas acacias de las que hablamos estén a pocos metros de distancia, fuera del encuadre de la imagen, quizás, lo más seguro, es que hay cosas que escapan a nuestra lógica cuadriculada, aquella en la que ordenamos las cosas de la vida como si fuera la estantería de un armario.

viernes, 4 de febrero de 2011

La Casa Maldita

Quedo con mi amigo Jose Luis a eso de las nueve de la mañana. Nos tomamos un café rápido en la Calle Larios. Me pone un poco al día sobre el asunto que tenemos entre manos y a las nueve y media estamos en la parada de taxis de la Alameda. Allí nos espera el Sr. Molina a la puerta de su flamante Mercedes blanco con el escudo de la ciudad y su número de licencia, el segundo por la cola. Se nos acerca y nos saluda con efusión, sobre todo a Jose Luis, al que le endiña un abrazo y dos sonoros besos:

- Me cago en la mar jodida. Como has crecido Luisillo. ¿Te acuerdas de cuando te llevaba a la feria sobre mis hombros?

Jose Luis, un poco aturdido sonríe.

Andará este buen hombre entorno a los cincuentitantos años, con el pelo blanco y bastante escaso de estatura aunque proporcionado y atlético. Simpático, nervioso y dicharachero. No creo que tengamos que sacarle las palabras a cuentagotas. Con su cigarro en la boca, no para de manotear mientras nos habla.

- Bueno muchachos, ustedes dirán. Luisillo me ha dicho que quieren conocer algunas anécdotas sobre el Taxi y cosas que pasan en Málaga. Entonces han buscado a la persona ideal. Yo aquí soy dios. Lo sé todo. Si les parece me salgo de la fila y nos damos una vuelta y les voy contando. ¿ok?

Jose Luis y yo asentimos y nos vamos con el bueno de Molina en su Mercedes blanco. Enciendo la grabadora y saco mi libreta.

- Entonces Molina, se ve que en el mundo del Taxi es usted todo un personaje.

- ¡Un personaje! Dice el tío. Te he dicho que soy dios. Aquí no se hace nada sin que yo lo diga y cuando alguien se tiene que llegar al Ayuntamiento a leerle la cartilla al Alcalde, allí esta el Sr. Molina, como me llaman. ¡Eh!, Que te crees. Yo cuando tenía tu edad ya andaba pegando carteles por las calles y los grises detrás de nosotros, y me llevaban a las fábricas, porque entonces en Málaga había fábricas, y me subían en un montón de palés y yo me ponía a hablar que daba gusto oírme. No era yo nadie. ¿Tu ves to lo chiquitito que soy? Pues hasta los viejos me llamaban de Don: en el partido comunista, en el barrio, en el equipo de fútbol, en el trabajo, porque entonces yo no trabajaba en el Taxi. Estaba yo en la Textil y fijo que era que me enchufó mi cuñado, pero eso no tenía futuro. Se ganaban entonces dos mil pesetas, y yo quería casarme, y ¿Dónde va uno con dos mil pesetas? Así que lo dejé y…

- Y se vino usted al Taxi. Interrumpí yo

- Que va hombre. Luego me metí en una empresa de transporte, con un camión, ¿sabe usted? Pues anda que no he pasado yo ná. Ya ves. La crisis de los setenta. Fueron años duros, pero para el que tenía recursos y ganas de trabajar no había problema. Ahora, el que fuera un flojo a ese se lo comían las pulgas.

- Y después del camión se compró usted el Taxi

- Y dale con el Taxi. El emperramiento que ha cogido tu amigo con el Taxi, ¡eh! Luisillo. Este se cree que yo he echado los dientes aquí. Pero bueno, estuve como unos cuatro años en los camiones, años duros sabe usted; salía el domingo por la noche de mi casa y tirando millas para Zaragoza, Las Vascongadas, Francia, con lluvia, con nieve. Bueno, si yo le contara. Se ganaba dinero pero había que currárselo, que me pegaba yo los días y las noches sin dormir. Me metí un día por una carretera de esas de montaña, no recuerdo bien donde era pero si que estaba cerca de la frontera, y con la lluvia me tuve que perder, y me metí en un camino de curvas con el trailer que daba pánico mirar para abajo, y yo pa lante, sin miedo. Además, no podía dar la vuelta en ningún sitio, y yo creía que en la siguiente curva se me quedaba el remolque atrancado y encima cayendo el agua a haces sin ver ni torta, y después de un rato que no sabía yo a donde iba, llego a un pueblo de esos del norte, todo negro y las casas de piedra, y recuerdo que me planto en la puerta de una ventilla a preguntar y la gente que sale para afuera y se me ponen a aplaudir, oye, como al Bahamontes. Como os lo estoy contando.

Y el Sr. Molina se ríe el mismo y nos contagia a todos, mientras se enciende otro pitillo. Entonces aprovecho ese intervalo de silencio e intervengo.

- Entonces Sr. Molina, su vida laboral ha girado siempre entorno al mundo del transporte; antes con el camión ahora con el taxi…

- Bueno, también he trabajado en una pastelería, he tenido una zapatería, incluso en una oficina, pero yo me aburría. A mí lo que me gusta es el movimiento, ver el percal y muy currante que he sido siempre. Yo nunca en mi vida he estado parado, y he ganado mucho dinero cuando otros se conformaban con un sueldecillo. ¡Je!, Para que vieras la casa que tengo. Luisillo lo sabe que ha estado mucho. pero bueno ahora no la conocerías, le he hecho obras y está como nueva… si usted viera mi casa…

Cuando ya estaba a punto de parar la grabadora y esperar a que este hombre dejara de hablar de sus cosas, cambió de repente el rumbo del monólogo:

- Mi casa es una señora casa, en la Trinidad, que ya no es lo que era, pero que es el mejor barrio de Málaga. Y una señora casa que ya la querrían otros con sus tres plantas y su chimenea. Ya ven, ahora las casas que hacen que da asco de verlas, y todo guarreao y mal hecho. Ahora cualquiera es albañil. Es que no hay seriedad.

- Y lo de la casa Casa Maldita, Molina, que fue de esa casa. Interviene al quite Jose Luis.

- Bueno la Casa Maldita. Ese nombre se lo puse yo, allá por el año ochentaidós, cuando el mundial y todo eso, ¿se acordarán ustedes, no? El naranjito. Jeje. Que buenos años. Pues ese nombre se lo puse yo, que si donde la Casa Maldita hay dos clientes, que si estoy por la Casa Maldita, bueno con el Radio taxi se extendió entre los compañeros y los clientes y ahora todo el mundo en Málaga la conoce. ¿Les apetece que nos lleguemos? Queda por aquí cerca.

Entonces el taxista pega un volantazo violento y cambia de dirección. Mientras tanto se enciende otro cigarro y sigue hablando:

La Casa Maldita…si joder. Le da una calada al pitillo y se toma su tiempo. En realidad no es una casa, es un piso, bueno mejor dicho; un ático, dos para ser más concretos ¿sabéis quién es el dueño ahora de La Casa? No lo sabéis ¡eh! Pues el mismísimo Pepe Macías. El Señor Don José como le dicen ahora. Antes era un granuja y ahora lo es más aún. A ese lo conozco yo de chiquitito y a su familia también, a su padre y a su madre los tenía muy tratados, unos currantes como todos los del barrio, pero el hijo les salió más espabilado de la cuenta. Ese no ha pegado un palo al agua en su vida. Siempre engañando a los pobres y robando que es lo único que sabe hacer, ¿sabes? Primero puso un bar, luego un puticlub, un bingo hasta que empezó a hacer casas, y como tiene amigos en todos sitios ahí está el tío; forrao hasta las trancas, en un cochazo con chofer y todo. Pero bueno ahora parece ser que la ha cagado, que de esta no sale vivo.

¿Lo conocéis no? José Macías, el constructor, el de la Operación Oropéndola. Vaya con el nombrecito de la operación ¡eh! Será por la de pájaros que han pillado. Pues bueno esa casa; esa casa está maldita y yo lo sé desde hace más de 30 años. Ya estaba yo en el Taxi (por fin), tenía yo un cuñado que era portero del edificio; en todo el centro, al lado de la Plaza de Toros. Una casa señorial, médicos, notarios, abogados. Bueno, pues estaba allí mi cuñado ganado un pastón en aquellos entonces, con su uniforme y todo y me contó lo que pasó en el ático; primero se ahorco un muchachillo y luego se tiró la madre por la terraza. Vamos, una auténtica desgracia. La casa se quedó vacía por un tiempo y entonces fue cuando empezaron a escucharse los ruidos y las voces. Él me decía que nunca subía sólo a la última planta porque había visto sombras, como si aún viviera allí gente. La casa se puso en venta y se vendió rápido. El que la compró era el torero ese que se mató en accidente de tráfico…como se llamaba hombre que no me acuerdo. ¿No saben ustedes? Bueno que más da. Mirad esa es la casa, el ático, ¿ven ustedes? Dos pisos juntos. Eso cuesta una fortuna, pues bueno, está maldita y trae la desgracia a quién vive en ella. Pues fue por entonces, cuando se mató el torero, que empecé yo a llamarle La Casa Maldita. Ya por aquellos días mi cuñado entró en Correos y dejó la Portería. No gastaba miedo el gachó. Aún hoy se le ponen los pelos de punta cuando se lo menciono, ¡vamos! Y a mí también. Mirad, mirad. Y nos señala Molina el brazo arremangado.

Me contaba que se oían gritos, risas, pisadas, movimiento como de mover muebles. Los vecinos del quinto se quejaban. Mi cuñado tenía la lleve subían y allí estaba todo tranquilo. Una vez subió sólo y contó que notó como le seguían por la casa, luego una risa de niño y como si corrieran. El que corrió fue mi cuñado que bajó las escaleras sin pisar el suelo, a saltos que se las pelaba. Los vecinos del quinto vendieron sus pisos y las dos últimas plantas se quedaron vacías hasta que el Señor Don José los compró todos. Ahí había billetes, saben ustedes, pero billetes a mansalva. Fue cuando aún estaban las pesetas y el tío este vendía los pisos como churros. Primero, antes de venirse usaron la casa de picadero; ya me entienden ustedes ¿no? Pues anda que no he hecho yo servicios, tanto por el día como por la noche. Que puterío. Que si políticos, empresarios, artistas. Que asco de dinero. Yo creo que la mayor parte de las fechorías del Pepe este de los cojones las ha hecho en ese ático, a las gordas me refiero. Allí se traía al personal y los agasajaba, que menudas fiestas se montaban, con putas, coca, hasta niños he visto yo que metían una noche. Que asco. Así hiciera lo que hiciera nunca le pasaba nada, porque mira que ha hecho este tío barbaridades, que tiene estafada a media España y parte del extranjero. Dicen que ha vendido un mismo piso hasta a tres personas diferentes. ¿Cómo puede ser eso hombre? ¿Es que no hay un control? Claro, el que tiene que controlar está implicado hasta el corvejón, que no veas como rulaban los maletines en el ático. Allí hasta los fantasmas saldrían huyendo del tejemaneje de estos personajes. Y luego hablamos de Franco. Miren ustedes; yo he sido comunista. Pero comunista, comunista, de los de Rusia no del Carillo. A mi padre se lo cargaron en la guerra y yo crecí con ese resabio en el cuerpo. Luego ya os conté las movidas en las que me metía, que tenía a los grises siempre detrás de mí, y esos eran policías ¡eh! No los de ahora que sólo están para ponerle multas a los trabajadores honrados. Pues bueno, llegaron los abogaduchos estos y a chupar del bote, y los que llevábamos luchando desde hacía años a tomar por saco. Estos son los que han hecho bueno a Franco. Cuando oigo a uno hablarme de política es que me entran ganas de majarlo a palos.

Bueno, pues este hombre puso las oficinas abajo, en el quinto, ¿Cómo se llamaba la empresa?

- Concursan, interpela Jose Luis.

-No hombre, esa es la de ahora. Primero se llamaba SAICAM, tiene cojones el tío, Le puso su nombre al revés, y que no había gente trabajando allí. Luego mandó la oficina a un polígono y montó su casa en el ático, y vaya casa.

Ya antes de que pasara lo de la Operación esta, ya decía yo que nada bueno le podía pasar al dueño de la casa, y no me equivoqué. Mira que este hombre ha ganado dinero, primero decían que cuando llegara el euro y todo el mundo gastara las pesetas que tenía en el calcetín se acabaría lo de la venta de pisos. Sí hombre. Con el euro es cuando más pasta ha ganado este tío, y en revistas y premios y como si fuera un hombre ejemplar…¡je! Si lo hubieran visto como yo, con los trapicheos, el puterío, bueno, que sabrán ustedes los periodistas.

Primero llegó lo del secuestro del niño, que todo salió bien porque pagaron el rescate que si no se lo devuelven en una bolsita de plástico, y luego todo lo de la operación. Del niño dicen que no está bueno, que le hicieron perrerías y que le han quedado secuelas psicológicas. El padre habrá sido muy malo, pero nadie tiene derecho hacerle daño a una criaturita. Dicen que lo tuvieron un mes metido en un armario sin luz ni nada. Para volverse loco desde luego. Dijeron que fue la Mafia, pero al final no hubo detenciones ni nada.

Ya en ese momento estaba tocado el hombre y entonces llegó lo de la Operación Oropéndola, ¿se acuerdan ustedes?...

Molina hace una nueva pausa para encenderse otro pitillo, nos bajamos del taxi, frente al Puerto, le da una vuelta al coche y se dirige hacia nosotros;

¡Castro!, Castro se llamaba el torero que se mató en un accidente de tráfico, por Mérida o Badajoz, no recuerdo. Yo es que de toros no entiendo mucho. Lo mío es el fútbol, pero el fútbol de antes, con peloteros de verdad no con los pamplinas que hay ahora. ¡Bah! Y ustedes que saben.

Bueno ¿de qué estábamos hablando?, ¡Ah! Sí de la Operación Colibrí.

- no de la Operación Oropéndola.

- eso, de la Operación Oropéndola, ya sabía yo que algo de pájaros era. Bueno pues como ustedes sabrán mejor que yo, lo metieron en la cárcel y a su mujer también, y no habían hecho más que salir de lo del secuestro del niño y se metieron en esta. Que si soborno, que si estafa, bueno, bueno. Una detrás de otra. Ya nada le salía bien al hombre. Le han embargado lo que no está en los escritos: dos casas en la Calle Larios, las oficinas del polígono, un montón de pisos y locales, pero el que le tienen que quitar no se lo quitan, porque el que lo tiene todo liado es el ático; La Casa Maldita que se lo digo yo. Allí hay algo maligno, algo que trae la desgracia a quien la posee. Yo le digo que como se la quite y pongan allí una oficina de Hacienda se viene la economía del país abajo. Y es que por lo visto no le sale nada bien al hombre, y mira que ha ganado dinero, pues más está pagando, que yo no me alegro de la desgracia de nadie, pero es que este tío ha sido muy granuja, pero digo yo; ¿Dónde están los politiquillos esos de los saraos? ¿A esos no les pasa nada?, Porque el Pepe Macías no podía haber hecho nada sin esta gente, porque los permisos se los daban en los Ayuntamientos y en la Junta, ¿Dónde se los van a dar si no? Anda que no he dado yo servicios a La Casa Maldita a tíos con maletines, incluso bolsas de basura. Y luego el puterío y la droga. Que asco. Mucho jarilleo y luego hay está el tío sólo, que dice a hacerse una foto con alguien y salen todos corriendo.

Eso es por La Casa que lo digo yo, y la cosa no queda ahí, que este hombre acaba en la cárcel y además lo del hijo, que no ha quedado bien, y me parece a mí que la mujer cualquier día lo deja y se quita de en medio que también se cuentan cosas por ahí.

Buenos señores. Yo tengo la boca seca. ¿Qué les parece, ya que he echado la mañana con ustedes, si me invitan a unos Pajaretes en la Casa del Guardia?, y luego les llevo yo al Espartero, ¿te acuerdas Luisillo? Allí estuvimos cuando tú eras pequeñito, y nos tomamos una sopita viñave que resucita a los muertos, y allí seguimos hablando si os parece.

Y el Señor Molina que tira la colilla al suelo y nos metemos los tres en el Taxi en busca de esos Pajaretes que a esta hora es lo que pega, y no puedo yo más que estremecerme al pasar por debajo de La Casa Maldita. Tan alta, tan grande, tan céntrica, tan tétrica.

[Esta historia es inventada, pero el personaje del Sr. Molina está inspirado en mi amigo Don Antonio Padilla, un malagueño de Comares. Así habla, así fuma y muchas de las cosas que le han pasado están reflejadas en este relato)

(La Casa Maldita. Rafael Vargas Villalón. Málaga miércoles 1 de octubre de 2008)

jueves, 20 de enero de 2011

Hércules en La Caleta

Cádiz, Tacita de Plata. Cádiz, ciudad trimilenaria.
Barca de roca ostionera, azotada por los vientos, que se adentra en la Mar Océana, entrada o salida del mundo conocido más allá de las columnas de Hércules. Cádiz clásica y antigua, griega y fenicia, paso obligado de la antigüedad, altar de atávicos dioses, espuma del mar. Ciudad venerada y altiva, siempre entre el mito y la realidad.
Cádiz mes de mayo. Cuatro de la tarde y todos los comercios cerrados. El verano aún no ha llegado pero el calor se hace insoportable. Busco la playa y como siempre todas las calles me parecen iguales:
-camarero buenas tardes; ¿sería tan amable de indicarme el camino más rápido para llegar a la playa?
- claro hombre. Coja usted recto, y a la que hacen seis calles te metes a la derecha, luego sales a la avenida y llegas a una playa muy chiquita pero muy bonita; ¡La Caleta!
Sentencia satisfecho el buen hombre.
Castillo de San Sebastián, Castillo de Santa Catalina, Balneario de la Palma. El cielo está claro en el horizonte y una suave brisa mece las barquitas amarradas a la orilla. El barrio de la Viña en pleno ha salido a mitigar las primeras calores del cercano estío. Desde el agua, donde refresco mi acalorado cuerpo, me sorprendo de la gran variedad humana que contemplo y me doy cuenta de que esta playa no tiene nada que ver con los masificados tostaderos de turistas de la Costa del Sol, homogéneos, independientes e inconexos entre sí. Esta gente con la que comparto aguas y arenas forman un auténtico entramado social, un hábitat ecológico donde cada especie ocupa su lugar; las madres y abuelas con sus niños y nietos, que son legión, jubilados con el diario en la mano, viejos lobos de mar con camisa y gorra de capitán, estudiantes, pandillas de adolescentes, macarrillas, pasotas, parados, algún turista despistado, un africano, camareros, funcionarios recién salidos de sus oficinas. Un auténtico muestreo social vivo y verdadero.
De repente, en la orilla, aparece una figura que llama mi atención; ha dejado sus cosas muy cerca de las mías. Es un tío alto y delgado aunque con una prominente barriga cervecera, el pelo rubio y ralo, una nariz importante. Las manos en cuadril observando su playa, su mar, su Caleta. Sonríe satisfecho y al hacerlo saca a relucir un único diente. Allí en la playa parece el mismísimo Hércules, que después de matar a Gerión se dispusiera a nadar hasta su templo. ¡Que estampa!, entre los santuarios de Kronos y la Venus Marítima el gran héroe griego, seguro y confiado de su poder, contempla sus dominios; Melqart, Baal, Astarté, que más da, el viento lo reconoce y zarandea sus cabellos, en el momento en el que se lanza al mar nadando con muy buen estilo hasta donde yo me encuentro. Luego como si recordase que se dejó algo atrás, vuelve la vista hacia la orilla, donde con el agua hasta las rodillas y encogida de frío le espera la Charo, eterna deidad marina, muy canija eso si, y con tantos dientes como su héroe, al que he creído oír que llamaba Fali. Entonces una ola le moja el biquini negro y sus pezoncillos se erizan hacia el horizonte, allá por donde una vez al año aparece la majestuosa figura del Juan Sebastián El Cano.
- ¡Fali! que está muy fría.
- venga niña, que sólo es la primera impresión
- que no me baño
- ¿Y tu dices que tas bañao en La Concha? ¡Un mojón!
Le grita el Fali desde mi altura
Un jubilado inflado y coloradote que flota cerca de nosotros interviene en la conversación:
- niña metete en el agua que este hombre va a despertar hasta a los pescados con sus voces.
Y la Charo, viendo la expectación que está levantando en la playa, se coge la nariz, se da un chapuzón y con los ojos cerrados se da la vuelta y corre hacia la orilla. Fali se ríe y nada detrás de ella.
- ¡ole mi niña! que valiente que es
Todo el gentío de la playa, que en el tedio de la tarde contemplaba indiferente la escena, vuelve a sus quehaceres, salvo un joven, que desde lo alto de un poyete de piedra, con pantalones largos, sin camisa y en cuclillas los sigue con la mirada. Parece una gaviota oteando el horizonte en busca de cualquier desecho o signo de debilidad.
La Charo y el Fali se tienden en sus toallas, y ella saca de su desastrado bolso una botella de plástico con tinto de verano, suave y fresco ungüento mágico para su héroe mitológico.
- toma el bibi cariño mío
-¡ay mi niña! que apañá que es
La presa parece demasiado apetecible y la gaviota se lanza al ataque.
- hola Fali, ¿te acuerdas de mi?
- hombre Julio, ¿Qué pasa? cuanto tiempo. Un año por lo menos llevo sin verte. ¿cómo andas?
- bién tío, por aquí en la playita viendo a las gachis
- ¿estás haciendo algo Julio?
- ahora mismo no
- pues bájate que te voy a dar trabajo. Toma papel, tabaco y chocolate y te haces un porro, que no quiero manos quietas.
Julio pega un salto desde el murete de piedra, para caer en la misma posición en la que estaba y ponerse manos a la obra. El Fali le pega un trago al tinto y se la ofrece al coleguilla. La Charo, ajena a la conversación, calienta su cuerpo al sol, allá hacia donde sus diminutos pezones apuntan erguidos como solemnes y ancestrales altares.
El Barrio de la Viña disfruta de su playa, Las nubes pasan perezosas y un suave viento sigue meciendo al unísono las barcas, como acunándolas. Castillo de San Sebastián, Castillo de Santa Catalina, templos de Kronos y Venus Marítima, el de Hércules al occidente, Melqart, Baal, Astarté, que más da. Un azul radiante, casi doloroso, invade todo el encuadre y un intenso olor a mar inunda mis pulmones. Playa de La Caleta, Cádiz, Tacita de Plata. Cádiz, ciudad trimilenaria. Barca de roca ostionera azotada por los vientos que se adentra en La Mar Océana, entrada o salida del mundo conocido más allá de las columnas de Hércules. Cádiz clásica y antigua, griega y fenicia, paso obligado de la antigüedad, altar de atávicos dioses, espuma del mar, claridad sonora. Ciudad venerada y altiva donde el mito y la realidad se confunden.
(Hércules en la Caleta, de Rafael Vargas Villalón. Chiclana de Frontera. Cádiz. Mayo 2007)

(Hércules en la Caleta. Rafael Vargas Villalón. Chiclana. Mayo 2007)

Foto realizada por Lina Marín Villalón en la Playa de Sancti Petri (Verano 2010)